El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, un tiempo de conversión y penitencia en el que nos negamos a nosotros mismos para acercarnos a Dios y preparar el corazón para la Pascua. La imposición de la ceniza esta cargada de simbolismo y es una celebración litúrgica de una enorme belleza, sin embargo a veces puede ser difícil hacer entender esto a los más pequeños. Aquí tienes algunos consejos para explicar el Miércoles de Ceniza a tus niños de catequesis.
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón, que nos acerca a Dios y nos prepara para la Pascua y la celebración de la victoria de Cristo sobre la muerte en el Domingo de Resurreción.
La Iglesia utiliza las cenizas como un símbolo de penitencia que nos ayuda a desarrollar un espíritu de humildad y sacrificio. Nos recuerda que somos mortales y que esta vida es pasajera y que debemos preocuparnos por usarlas como un camino al cielo. Sin embrago, hablar de penitencia, ayuno o la muerte con niños puede ser algo complicado, especialmente en el contexto actual dónde la muerte se ha convertido un tabú, un tema que se evita tratar y que cuando se aborda se hace de manera blanqueada.
Por eso, desde BeCat te presentamos algunas ideas que como catequista, padre o madre pueden ayudarte a explicar a tús niños qué es el Miércoles de Ceniza. Son ideas generales que puedes adaptar, pero recuerda que lo más importante es no dar nada por hecho razonar con los niños en términos que entiendan pero sin maquillar la realidad.
Explica el origen de esta tradición
En tiempos de Jesús, los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida más cerca de Dios. Más tarde, la Iglesia primitiva, adoptó la imposición de la ceniza en tiempos de los primeros cristianos. En aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo. Esta costumbre empezó a formar parte del calendario liturgico alrededor del siglo XI.
Puedes explicar esto a los pequeños en forma de cuento, explicando que cuando los judíos estaban tristes por haber ofendido a Dios, se ponían ceniza en la cabeza como una manera de expresar su arrepentimiento, después los cristianos continuamos haciendo lo mismo hasta el día de hoy, donde solo se pone una pizca de ceniza en la frente o la cabeza, pero el significado es el mismo, que nos arrepentimos de habernos alejado a veces de Dios y que queremos volver a estar con él.
De dónde salen las cenizas
Es muy importante que expliques cómo se obtienen las cenizas, si no probablemente los más originales de tu grupo lo harán por tí con versiones desde “es polvo de los muebles”, hasta “es gente muerta”. La ceniza se obtiene quemando las palmas del Domingo de Ramos anterior. Al estar bendecidas las palmas o las ramas de olivo no deben simplemente tirarse sino incinerarse, esas cenizas se rocian con agua bendita y se les añade incienso aromático. Una buena forma de enseñar esto a los niños puede ser incluso preguntar al párroco o a el miembro de la parroquia encargado de su preparación si es posible que los niños vean el proceso.
Hablar de la muerte con naturalidad
La ceniza, representa en un sentido simbólico de muerte, la caducidad, pero también tiene un sentido de humildad y penitencia. Nos recuerda nuestro origen «Dios formó al hombre con polvo de la tierra» (Gn 2,7); «hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho» (Gn 3,19). Por ello al imponer la ceniza el sacerdote pronuncia las palabras “polvo eres y en polvo te convertirás”.
La muerte es consustancial a la vida, en palabras de San Agustín de Hipona, “La vida no es más que una muerte lenta”. Para los cristianos la muerte no es el final, es tan solo el paso previo al encuentro con Dios, a la felicidad del cielo. Puedes hablar de todo esto con tus niños de catequesis, animándoles a considerar que no estaremos aquí para siempre y que mientras dure nuestro tiempo en la tierra nuestro deber y la única forma de alcanzar la felicidad es estar cerca de Dios y de nuestro prójimo. Quizá al hablar de la muerte alguno de los niños se acuerde de un familiar fallecido, en estos casos puedes remarcar que aunque estamos tristes porque les echamos de menos, debemos también estar felices porque ellos están disfrutando de la presencia de Dios y con Él en el cielo, siguen cercade nosotros aunque de una manera distinta.
Penitencia y conversión
Otra de las frases que el sacerdote puede pronunciar al imponer la ceniza es “conviértete y cree en el Evangelio”. En este sentido, es importante explica a los niños el significado de las palabras penitencia y conversión. En palabras de Mons. Clá. convertirse significa “salir de una situación materialista, naturalista y humana, para adoptar una actitud angélica, sobrenatural y divina; olvidar los problemas banales para ponerse en una nueva perspectiva, no más la del tiempo, sino la de la eternidad, es decir, la del Reino de Dios«. Para explicar esto a los niños puedes simplemente decirles que convertirse es dejar de ver las cosas solo con nuestros ojos y verlas también con los de Dios, es preguntarse ¿Qué haría Jesús en esta situación? y vivir nuestra vida diaria con la conciencia de que Él siempre nos acompaña.
Ahora bien, ¿y la penitencia? cómo podemos explicar esto a los niños. El catecismo de la Iglesia Católica nos dice que:
“La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia” (Catecismo, 1431).
Podemos traducir esto con un ejemplo sencillo. Cuando un niño hace algo mal, como desobedecer a sus padres a veces no hace falta que nadie le castigue o le regañe para empezar a sentirse mal por lo que ha hecho, para darse cuenta de que ha sido un error. Cuando nos arrepentimos de corazón de haber hecho ese mal, pedimos perdón y prometemos de veras no volver a hacerlo nunca más estamos realizando un acto de penitencia. En este sentido, trasladando este ejemplo a la relación con Dios, es fundamental fomentar el sacramento de la reconciliación entre los niños. Podemos explicar que el sacramento de la confesión es una forma de pedir perdón a Dios, y que la penitencia que rezamos al final no es un castigo, que el nos ponga, es una manera de arreglar nuestro corazón cuando el pecado lo ha estropeado.
Ayuno y abstinencia
El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son días obligatorios de ayuno y abstinencia para los católicos. Además, los viernes durante la Cuaresma son días obligatorios de abstinencia, es decir no se debe comer carne. Para los miembros de la Iglesia Católica, los fieles de a partir de 14 años deben cumplir con a abstinencia, y entre 18 y 59 años de edad con el ayuno, salvo en caso de impedimento médico. Por tanto, no es necesario que los niños observen esta regla de manera estricta, pero sí lo es que entiendan su sentido.
Cuando ayunamos o nos abstenemos de comer carne, estamos renunciando a algo que nos apetece por un bien superior, por agradar a Dios. Renunciamos a los bienes materiales con el objetivo de obtener un mayor bien espiritual. Esto nos ayuda a ser más dueños de nosotros mismos. Los pequeños actos de renuncia nos ayudan a seguir en el camino correcto cuando las cosas son algo más difíciles. Pero, podemos hacer esto de muchas maneras distintas, como viendo menos la tele, dejando de comer chuches o chocolate en cuaresma, pasando menos tiempo con el móvil, ayudando en casa, haciendo algo bueno por los demás, etc.
Dinámicas y recursos audiovisuales
Con niños pequeños, una de las cosas que mejor funciona para fijar lo aprendido es hacer algún tipo de actividad. En este sentido, en internet puedes encontrar recursos como dibujos para colorear a los que puedes añadir por ejemplo el extra de que los niños escriban algo en lo que quieren ser mejores durante la cuaresma, o algo que se comprometen a hacer para estar más cerca de Dios. Puedes incluso transformar esto en un pequeño concurso, proponiendo a los niños retos semanales y dándoles puntos en función de si los cumplen.
También puedes ayudarte con recursos audiovisuales como canciones o pequeños videos. Pueden serte útiles los vídeos del Hermano Zeferino, una serie animada, con canciones pegadizas que encantán a los más pequeños. Como por ejemplo este episodio sobre la Cuaresma. También puedes cantar con ellos canciones sobre la cuaresma o ensayar las que se cantarán durante la celebración.
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