Permitidme esta vez el testimonio de una experiencia vivida en estas últimas semanas que me volvió a impactar profundamente.
San Juan Pablo II tuvo una intuición genial y profética, casi desde el inicio de su vocación sacerdotal, que expresó en un texto emblemático que no me canso de reproducir:
Siendo aún un joven sacerdote aprendí a amar el amor humano. Éste es uno de los temas fundamentales sobre el que centré mi sacerdocio, mi ministerio desde el púlpito, en el confesonario, y también a través de la palabra escrita. Si se ama el amor humano, nace también la viva necesidad de dedicar todas las fuerzas a la búsqueda de un «amor hermoso».
En esa dedicación total a las familias, Juan Pablo II vislumbró la necesidad de formar a las familias e iluminar el “fondo” de su vocación matrimonial, como camino seguro a una renovación de su entrega matrimonial y familiar.
Para eso constituyó un Instituto de estudios y formación sobre el Matrimonio y la familia, que llevó su nombre y que hoy está extendido por doce países en todo el mundo.
Máster de Pastoral Familiar
Pues bien, acabo de regresar de uno de los Encuentros del “Máster de Pastoral familiar” que la sede del Instituto Juan Pablo II de Madrid ofrece en la “zona noreste” de España, del que yo mismo me honro de ser el Director académico.
Los pasados 3 a 5 de este mismo febrero estuvimos 96 personas (más de 50 adultos y el resto niños y jóvenes) en un Colegio de Vilafranca del Penedés, en uno de los Encuentros de este Máster de Formación.
Juan Pablo II estaba convencido de que el matrimonio debe formarse con profundidad en los temas referidos al matrimonio y familia. El Papa Francisco está insistiendo con igual fuerza en esta necesidad de la formación.
Cada Encuentro que vivo me ratifica en esta idea crucial. Cómo van cambiando las familias cuando descubren la hondura de la vocación matrimonial.
Con su base principal en las Catequesis sobre el Amor humano que el mismo Juan Pablo II impartió en las catequesis de los miércoles durante 4 largos años, se va repasando la teología bíblica de los primeros capítulos del Génesis. A partir de ahí se profundiza en temas nucleares para descubrir el quid del matrimonio, como la vocación al amor, la diferencia sexual, la moral matrimonial, el luminoso magisterio de la Iglesia sobre la familia, las implicaciones sociales, políticas, culturales de la presencia de la familia en el mundo…
La familia, Santuario de la Vida
Este último encuentro el tema fue “La familia, Santuario de la Vida”. En él el Prof. Rafael del Río, neurofisiólogo, Doctor en Medicina y Máster en Bioética, nos habló de la grandeza de la llamada de Dios a los matrimonios en su colaboración con el don de la vida.
Qué emocionante admirar el proceso de la generación de la vida, con los últimos descubrimientos en las especialidades médicas más punteras: la embriología, la biología celular, la genética, que dan la razón a la llamada al respeto de la vida en todas sus fases y circunstancias…
En la tertulia de la noche, la gente contaba sus vivencias en torno a todos estos temas, el drama de la infertilidad, el don (y la tarea) de las familias numerosas, la implicación en programas de defensa de la vida, de formación en el tema del reconocimiento de la fertilidad de la mujer, como alternativa ética y cristiana a las técnicas de reproducción artificial, la acogida de los hijos con problemas o enfermedades, el cuidado de los padres ancianos…
Qué gran fin de semana. Cambiaban las cabezas con la reflexión y el testimonio. Al unísono, se advertían cambios del corazón, y del alma, que agradecían la luz de la fe y contemplaban, en los momentos de oración en la Capilla, con una mirada nueva, a la Virgen María y a San José, sosteniendo, en el Retablo, la imagen de un Niño Jesús que te sonreía…
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