1. Recibir ayuda
El ministro ordenado no necesita ser un especialista en didĆ”ctica de la catequesis, pero tampoco puede permanecer ajeno a los avances y refugiarse en la seguridad de lo conocido. Por eso, conviene buscar ayudar y dejarse interpelar por propuestas de evangelización, evitando asĆ la auto referencialidad.Ā
ā[Los presbĆteros](ā¦) escuchen con gusto a los seglares, considerando fraternalmente sus deseos y aceptando su experiencia y competencia en los diversos campos de la actividad humana, a fin de poder reconocer juntamente con ellos los signos de los tiempos. (ā¦)Ā Encomienden tambiĆ©n confiadamente a los seglares trabajos en servicio de la Iglesia, dejĆ”ndoles libertad y radio de acción, invitĆ”ndolos incluso oportunamente a que emprendan sus obras por propia iniciativa.ā
Decreto Presbyterorum Ordinis, 9
2. Actualizar los recursos para la catequesis
Aprovechemos los avances de las ciencias de la educación para hacer de la catequesis una forma de evangelización eficaz y actual.
āPara la Iglesia, el nuevo mundo del espacio cibernĆ©tico es una exhortación a la gran aventura de la utilización de su potencial para proclamar el mensaje evangĆ©lico. Este desafĆo estĆ” en el centro de lo que significa, al inicio del milenio, seguir el mandato del SeƱor, de āavanzarā: Duc in altum! (Lc 5, 4).ā Ā
Juan Pablo II, Mensaje para la 36ĀŖ Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales,
Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio, n. 2, 12 de mayo de 2002
3. No tener miedo a innovar
Respetando las directrices establecidas por la autoridad de la Iglesia, apostemos por la innovación. Seguir haciendo ālo de siempreā estĆ” pasando factura a la calidad de la evangelización. ĀæMiedo? Ā”A no innovar!
āLa pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del Ā«siempre se ha hecho asĆĀ». Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los mĆ©todos evangelizadores de las propias comunidades.ā
Francisco, Ex. Ap. Evangelii Gaudium, 33
4. Ser pioneros
ĀæLa penetración de Internet es todavĆa limitada? Mejor adelantarse que esperar. MĆ”s por el bien que se puede hacer que por el mal que es posible evitar.Ā
āDado que la exclusión digital es evidente, las parroquias, comunidades, centros culturales e instituciones educacionales católicas podrĆan ser estimuladoras de la creación de puntos de red y salas digitales para promover la inclusión, desarrollando nuevas iniciativas y aprovechando, con una mirada positiva, aquellas que ya existen. En AmĆ©rica Latina y El Caribe existen revistas, periódicos, sitios, portales y servicios on line que llevan contenidos informativos y formativos, ademĆ”s de orientaciones religiosas y sociales diversas, tales como āsacerdoteā, āorientador espiritualā, āorientador vocacionalā, āprofesorā, āmĆ©dicoā, entre otros. Hay innumerables escuelas e instituciones católicas que ofrecen cursos a distancia de TeologĆa y cultura bĆblica.ā
Documento de Aparecida, 2007, n. 490
5. Aprender de otras realidades
Lo que nos une a los católicos de diversas culturas y paĆses es muchĆsimo mĆ”s de lo que nos separa. Su realidad es muy parecida a otras: el contacto con catequistas y experiencias de 16 paĆses y en multitud de Ć”reas sociales enriquece y enseƱa mucho.Ā
āHabiendo recibido esta predicación y esta fe [de los apóstoles], la Iglesia, aunque esparcida por el mundo entero, las conserva con esmero, como habitando en una sola mansión, y cree de manera idĆ©ntica, como no teniendo mĆ”s que una sola alma y un solo corazón; y las predica, las enseƱa y las transmite con voz unĆ”nime, como si no poseyera mĆ”s que una sola boca.āĀ
San Ireneo de Lyon, Contra las herejĆas III, 3, 3-4
6. Formar a los catequistas
La formación de los catequistas (bĆblica, teológica, pastoral y pedagógica) es muy necesaria, y nosotros les ayudamos a mejorarla. No basta con ser espectador. Haga de su catequesis un referente modĆ©lico que atrae a los fieles: Ā”que hablen de su parroquia y la recomienden unos a otros!
Siempre que es posible, sugerimos que se lleve a cabo una acción conjunta entre la diócesis y la fundación que promueve los cursos.
āEspecialmente en un perĆodo como el presente, es importante tomar en serioĀ la rapidez de los cambios sociales y la pluralidad cultural con los desafĆos que traen. Por eso la formación de los catequistas requiere especial atención yaĀ que la calidad de las propuestas pastorales estĆ” necesariamente unida a las personas que las realizan. Frente a la complejidad y necesidades del tiempo que vivimos, es preciso que las Iglesias particulares dediquen a la formaciónĀ de catequistas las energĆas y recursos adecuadosā.
Directorio para la Catequesis, 130
7. La implicación del sacerdote es esencial
La formación requiere acompaƱamiento y, despuĆ©s, prĆ”ctica. Si el presbĆtero se desentiendese del contenido formativo que se ha impartido, envĆarĆa un mensaje negativo de desinterĆ©s o indiferencia.
āSólo una catequesis que procede de la información religiosa al acompaƱamiento y a la experiencia de Dios serĆ” capaz de ofrecer un sentido. La transmisión de la fe se basa en experiencias autĆ©nticas que no hay que confundir con experimentos: la experiencia transforma y ofrece claves interpretativas de la vida, mientras que el experimento se reproduce sólo de manera mecĆ”nica. La catequesis estĆ” llamada a encontrar modos adecuados para afrontar las grandes cuestiones acerca del sentido de la vida, la dignidad del cuerpo, la afectividad, la identidad de gĆ©nero, la justicia y la paz, que en la era digital son interpretadas de modo diferente.āĀ
Directorio para la Catequesis, 371
8. Renovar la catequesis es hacerla nueva
Apoyamos una catequesis renovada y una formación de catequistas a la altura de lo que se pide en el Directorio para la Catequesis. Esto se traduce en propuestas prĆ”cticas de evangelización a partir de una catequesis de iniciación cristiana moderna y con el espĆritu que tenĆa el catecumenado de los siglos II a IV. Deseamos ayudar a reforzar el sentido de misión.
āEn el proceso del anuncio del Evangelio, la verdadera cuestión no es cómo utilizar las nuevas tecnologĆas para evangelizar, sino cómo convertirse en una presencia evangelizadora en el continente digital. La catequesis, que no puede simplemente digitalizarse, necesita conocer el poder del medio y usarlo en toda su potencia positiva, con la conciencia, sin embargo, de que no se hace catequesis usando sólo instrumentos digitales, sino ofreciendo espacios de experiencias de fe. AsĆ se evitarĆ” una virtualización de la catequesis que corre el riesgo de volver la actividad catequĆstica dĆ©bil y poco influyente.āĀ
Directorio para la Catequesis, 371
9. āEs hora de que los padres y madres vuelvan de su exilioā (Francisco)
La institución familiar necesita todo el apoyo de la comunidad cristiana para que la Iglesia se revitalice. No nos contentemos con que la catequesis se limite a los niƱos. Asumamos al reto de despertar a los padres, ampliando el alcance de la evangelización a los adultos.Ā
āPara que las familias puedan ser cada vez mĆ”s sujetos activos de la pastoral familiar, se requiere un esfuerzo evangelizador y catequĆstico dirigido a la familia, que la oriente en este sentido. El mayor desafĆo en este caso es que las parejas, padres y madres, sujetos activos de la catequesis, superen la mentalidad tan comĆŗn de delegar a otros, segĆŗn la cual la fe estĆ” reservada a los llamados especialistas de la educación religiosa. Esta mentalidad a veces es favorecida por la misma comunidad que fatigosamente trata de organizar la catequesis con un estilo familiar y a partir de las mismas familias. La Iglesia estĆ” llamada a colaborar, con una acción pastoral adecuada, para que los propios padres puedan cumplir con su misión educativa, convirtiĆ©ndose asĆ en los primeros catequistas de sus hijosā.
Directorio para la Catequesis, 124
10. Trabajar en equipo
Venimos a sumar y a complementar todo lo bueno que ya hacen, alentando que #BeCaT se integre y adapte a sus realidades. Los sacerdotes disponen de un aliado convencido de la importancia que tiene para todos la nueva evangelización.
āLa conmemoración del medio milenio de evangelización tendrĆ” su significación plena si es un compromiso vuestro como obispos, junto con vuestro presbiterio y fieles; compromiso, no de re-evangelización, pero sĆ de una evangelización nueva. Nueva en su ardor, en sus mĆ©todos, en su expresión.ā
San Juan Pablo II, 19 de marzo de 1983
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