Una de las cuestiones que más llama a la reflexión es el deseo de bondad de todo corazón humano en cualquier lugar y espacio del universo; pero hay una cuestión que no siempre desdice esta búsqueda mediante las acciones: obrar el mal. Echamos una mirada al Evangelio y encontramos este relato en la vida de Jesús expulsando a los demonios. “En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo (Lc 11, 15-26)”.
¿Quiénes son los demonios? Son ángeles, seres espirituales que se hicieron malos en los inicios de la creación. Eligieron rebelarse contra Dios y no servirlo. Caídos por su orgullo, eligieron no servir a Dios. En la biblia aparece con distintos nombres como Lucifer, satanás, la bestia, diablo, el dragón, etc. Los demonios son criaturas espirituales. Por tanto, están limitados, no tienen el poder que quieren mostrar.
Los demonios actúan por envidia, pues les entristece que personas humanas se hagan buenas, amen a Dios, progresen en el bien y estén alegres; también son soberbios ya que quieren usurpar el poder que no les pertenece. Tientan a ser humano para apartarlo del buen camino y del reino de Dios. Tiene como estrategia hacer olvidar que existen. Están sueltos. Es el padre de la mentira. Sus signos se hacen presente donde hay rencor, ira, desunión, corrupción, envidia, grupos satánicos, homicidios, clínicas de la muerte, guerras, odio a Dios y a las personas.
¿Cómo vencer el mal y los embates del enemigo?
Estos son algunos medios:
- La oración, como diálogo abierto, sincero y confiado en el Señor de modo constante. Especialmente el Padre Nuestro. El mismo Jesús nos exhortó: “oren para no caer en tentación” (Mt 26, 41).
- La humildad. Saber que somos frágiles. El demonio es superior al hombre, pero Dios nos da fuerzas para vencerlo. Con las tentaciones no se negocia. La sinceridad es clave para buscar ayuda. Te quita la vergüenza para caer y te devuelve cuando buscas solución. Se trata de huir de las ocasiones de pecar. No lo hagas diciendo “será la última vez”.
- El amor a María, la Madre de Dios. Especialmente orando el Santo Rosario, de modo especial durante el mes de mayo y octubre, que es el tiempo dedicado a esta oración mariana.
- El amor a la Eucaristía y llevar la cruz de cada día con gozo. La santa Misa y la Comunión es el alimento de la fe. Nos robustece en la unión con Dios y la permanencia en su amistad.
- Las obras de caridad, de manera especial enseñando, compartiendo lo que conoces, evangelizando, formando la inteligencia mediante cursos a tu alcance como los ofrece #BeCaT. La idea es tener cariño a la fe y vivirla. Se trata de hacer mucho bien para vencer el mal.
- El acudir a tu ángel de la guarda y a san Miguel Arcángel.
Puedes vencer el mal con tu valentía y los auxilios divinos. El demonio ha sido vencido por Cristo. Con fe, libertad buena y oración todo es posible.
P. Arnaldo Alvarado
Cañete, Lima (Perú)
0 comentarios