La versión en papel es más reducida que la del aula virtual. Se complementa con acceso a recursos en la web -los catequistas y los padres pueden visualizar y/o descargar esos recursos fácilmente-.
El uso de estos manuales ayuda a poner en práctica diversas recomendaciones del Directorio para la Catequesis. Entre las abundantes citas que avalan su enfoque, se encuentra este texto:
El mayor desafío (…) es que las parejas, padres y madres, sujetos activos de la catequesis, superen la mentalidad tan común de delegar a otros, según la cual la fe está reservada a los llamados especialistas de la educación religiosa.
Esta mentalidad a veces es favorecida por la misma comunidad (…).
La Iglesia está llamada a colaborar, con una acción pastoral adecuada, para que los propios padres puedan cumplir con su misión educativa, convirtiéndose así en los primeros catequistas de sus hijos”.
Directorio para la Catequesis, 2020, n. 124
A nadie se le escapa el hecho de que, en muchos lugares, la catequesis ha sido delegada en la parroquia y en los colegios (no en todos).
Ahora se nos viene a decir que eso no está bien, que el papel de la parroquia y del colegio es “ayudar a los padres para que sean ellos quienes cumplan su misión.
Visto desde otro ángulo, se podría decir que la parroquia y el colegio hacen mal cuando aceptan -sin más ni más- que las familias deleguen en ellos la formación en la fe de sus hijos. Se convierten en cómplices de su dejadez.
Es hora de que los padres y las madres vuelvan de su exilio — porque se han autoexiliado de la educación de los hijos — y vuelvan a asumir plenamente su función educativa.
Papa Francisco, Audiencia general, 20.V.2015
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