La Encíclica programática de nuestro Papa Francisco, la “Alegría del Evangelio” (Evangelii gaudium), dedica al tema de la familia tan solo dos párrafos, los números 66 y 67.
Sin embargo, estos son tan incisivos y sintetizan de modo tan lúcido y enérgico la naturaleza de la familia que constituyen un verdadero toque de atención a nuestra conciencia y espiritualidad familiar.
También son un aldabonazo para nuestra llamada a la evangelización como familia y desde la familia.
¡Cómo no percibir, desde aquí, la llamada que hacemos desde esta página a una audaz catequesis familiar que forme hombres y mujeres familiares!
Propongo simplemente un comentario espontáneo a algunas de las afirmaciones de la EG (“Evangelii gaudium”). Iré intercalando el texto de estos dos números con mis impresiones y comentarios, pero me temo que va a acabar ocupando más de una entrada de nuestro blog.
EV 66.- La familia atraviesa una crisis cultural profunda, como todas las comunidades y vínculos sociales. En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente grave porque se trata de la célula básica de la sociedad.
El contexto de las afirmaciones es esencial: se sitúan en el capítulo II, que se titula “En la crisis del compromiso comunitario”, y en el apartado concreto que, dedicado a “algunos desafíos en el mundo actual”, los define como “algunos desafíos culturales”.
Ahí comienza el Papa denunciando la crisis de la familia como un índice preocupante de la crisis más general “de las comunidades y vínculos sociales”.En efecto, la crisis de la familia como realidad humana básica es un auténtico desafío cultural. Se refiere a la forma de entender al hombre en su conjunto y a la forma inmediata de situarse en la realidad.
Es más, se refiere a la forma de “generar a la persona”, como le gustaba decir a San Juan Pablo II, porque en la familia se realiza la “genealogía de la persona” (Juan Pablo II, Carta a las familias, 9).
La Iglesia tiene que alcanzar estas raíces antropológicas de la persona humana si quiere ser relevante y significativa. Tiene que saber sacar a la luz y anunciar con audacia el gran fondo de humanidad que se esconde en la familia.Lo que “esconde” la familia en su interior es muy grande, y debe ser anunciado como una gran noticia de gran calado humano, como un auténtico “Evangelio” para el hombre y la sociedad.
Por eso se ha llamado a la familia “célula básica de la sociedad”, porque en ella está contenido el genoma de la verdadera humanidad. No se puede entender al hombre separado de las relaciones familiares, como un individuo aislado, sino en la matriz originaria de los vínculos familiares. La familia nos “hace” a través de las relaciones que vivimos en ella, de los lazos que nos vinculan y nos construyen como personas.
¡Qué gran palabra, los “vínculos”! El Papa mismo nos ha de ir explicando qué se esconde detrás de este nacer y vivir vinculados con otros en una familia.
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